En medio de las crecientes preocupaciones sobre la emisión monetaria, Argentina enfrenta la posibilidad de quedarse sin billetes en los próximos meses. Una deuda heredada del gobierno anterior ha desencadenado una serie de gestiones por parte del Banco Central y Casa de Moneda para evitar la escasez de efectivo.
Un equipo de trabajo, encabezado por Santiago Bausili del Banco Central y Daniel Méndez de Casa de Moneda, se encuentra en negociaciones con compañías chinas, brasileñas y españolas para desbloquear la entrega de millones de billetes que fueron encargados al exterior. La falta de pago ha generado tensiones con los proveedores y la urgente necesidad de asegurar la llegada de billetes en marzo.
Las gestiones actuales apuntan a recibir 250 millones de billetes de $1000 de España, 90 millones de la misma denominación de la imprenta brasileña, y 90 millones de billetes de $2000 de China. La crisis en la provisión de billetes se originó en la negativa del gobierno anterior a aprobar la creación de billetes de mayor denominación, lo que llevó a la importación de efectivo.
La deuda acumulada, agravada por la escasez de dólares durante la gestión de Sergio Massa, resultó en impagos a proveedores extranjeros, generando desconfianza y demoras en la entrega de billetes. La actual administración trabaja para recuperar la credibilidad perdida y asegurar el abastecimiento necesario.
La situación se complica con la paralización de la planta de Casa de Moneda en Retiro debido a dificultades financieras, incluyendo la falta de pago a proveedores y problemas para adquirir insumos como tinta. A pesar de intentos anteriores de renovación de líneas de producción, la deuda persiste, afectando la capacidad de la planta para operar.
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La deuda total de Casa de Moneda asciende a cifras significativas, con más de 30 empresas extranjeras y locales como acreedores. La gestión actual busca lanzar un billete de $20.000 con la figura de Juan Bautista Alberdi hacia la mitad del año para aliviar la presión financiera.
El artículo completo aborda los desafíos financieros, las negociaciones en curso y la perspectiva de un nuevo billete para enfrentar la crisis monetaria. La falta de pago a proveedores y la deuda acumulada plantean interrogantes sobre la capacidad de Argentina para gestionar su emisión monetaria y garantizar la estabilidad financiera.