Walter Carlos Velázquez se encuentra tras las rejas, acusado del escalofriante asesinato de su propia madre, Martha Mercedes Magallán. La fiscalía, desconcertada por la aparente indiferencia del acusado ante el crimen, ha anunciado la solicitud de una pericia psicológica para arrojar luz sobre el perturbador suceso.
El hombre de 32 años, ahora en la Penitenciaría de San Luis, enfrenta la acusación más grave: el homicidio de un familiar directo. Los fiscales a cargo de la investigación señalan que Velázquez no mostró ninguna reacción ante la muerte de su madre.
Ni arrepentimiento, nerviosismo, lágrimas ni intento de defenderse. Esta actitud peculiar ha llevado al fiscal instructor José Olguín a buscar respuestas a través de una evaluación psicológica.
Olguín anticipa que la pericia no alterará significativamente la dirección de la investigación ni la situación penal del acusado, pero considera que puede ofrecer insights sobre el motivo detrás de una reacción tan insólita, como el asesinato de una madre. El fiscal destacó que Velázquez, después del crimen, se dedicó a retirar artefactos de la casa, incluso llevando el televisor al patio del monoblock donde residía.
Cuando la policía llegó al lugar, el imputado estaba sentado en la cama de su dormitorio, aparentemente lúcido y sin signos de estar bajo la influencia de sustancias. Aunque ubicado en tiempo y espacio, su falta de reacción ante la presencia del cadáver en el comedor desconcertó a los investigadores.
Olguín reveló detalles del informe de autopsia, confirmando que Magallán fue estrangulada. Las imágenes destacan la presión de los dedos en la posición exacta en el cuello, evidenciando una asfixia mecánica que resultó en la fractura del hueso hioides. Además, se describen heridas de sujeción de brazos, lesiones en la espalda y golpes en la boca y nariz.
La agonía de la mujer, que duró entre 30 y 60 minutos, plantea interrogantes sobre por qué Velázquez no buscó ayuda. A pesar de la corta distancia y el tiempo suficiente para solicitar asistencia, el acusado optó por presenciar la muerte de su madre en silencio.