La Quinta de Olivos esconde secretos y anécdotas imperdibles de los años en que Alberto Fernández fue presidente de la Argentina. Y comienza a trascender cómo se organizaban los operativos para tapar el escándalo, las desprolijidades del denunciado exmandatario y los testigos que desean no ser llamados por la justicia.
“Parece que la cagó a palos otra vez”. Corría el segundo semestre del 2023 y los gritos en los pasillos internos de la Quinta de Olivos eran insostenibles. Tras otra discusión que terminaría en violencia física –según relatan tres testigos oculares a este medio- se realizó una reunión interna en la que participó personal de la Casa Militar, custodios y choferes de la Quinta de Olivos para evitar “fugas” de información.
Las personas que presenciaron el hecho violento se cuentan con los dedos de una mano, pero “todos sospechábamos que algo estaba pasando”.
En los últimos meses de la gestión Fernández-Fernández, Alberto controlaba hasta las “medialunas que le enviaba a su mujer a la Casa de Huéspedes”. Ya no convivían. No se soportaban, relatan los testigos de la relación. Daniel Rodríguez, ex interventor de la Quinta, había sido el encargado de “traer de vuelta a Fabiola” luego de una discusión en el año 2021 en la que la ex primera dama abandonó la Quinta.
Se habría refugiado en el departamento de Sofía Pacchi. Los hechos ocurrieron previamente a la difusión de la famosa foto “del brindis de Olivos”; un brindis en el que aparecían los cubiertos plateados de la cena en la fotografía.
Los “trámites” de Alberto Fernández no solo se realizaban en Puerto Madero. Tampoco eran únicamente seis tal como relató la periodista Liliana Franco. “Había más y también se producían en la Quinta cuando Fabiola Yañez visitaba a su familia en Misiones”, relata un protagonista de las historias. El término “trámite” lo utilizaba el personal de custodia presidencial cuando tenían que llevar a las jóvenes interlocutoras del ex presidente de la Nación que las esperaba en su departamento de Madero o en la mismísima Quinta.
El intendente de la Quinta de Olivos
Daniel Rodríguez, según las fuentes consultadas, preparará una escueta declaración ante el fiscal Ramiro González. Es uno de los seis testigos convocados por la justicia en la causa que investiga la violencia de género ejercida por Fernández contra Yañez.
Los otros son la madre de la víctima, Sofía Pacchi, la periodista Alicia Barrios, el jefe de la unidad médica presidencial y la secretaria histórica de Fernández, María Cantero. La esposa de Héctor Martínez Sosa, el bróker de seguros amigo de Fernández, puede ser la sorpresa de esta semana por lo que podría contar en la justicia. Es la persona que la justicia tiene más interrogantes para realizarle.
Pero no son los únicos testigos que debería convocar la justicia.
Carolina Marafioti, estilista, fue la única confidente que le quedó a Fabiola tras la difusión de la foto “maldita” para el gobierno de su ex marido. Fue protagonista de viajes de placer con la ex primera Dama por Israel y Europa –incluido un viaje a Irlanda durante 10 días-.
Personal de Casa Militar, custodios, choferes, un cocinero y hasta el maquillador “M” tendrían mucho que contar en la justicia. En el seno del Gobierno se discute si Fernández debería seguir cobrando la jubilación de privilegio. En la Anses mileista no quieren discutir la presentación realizada por la legisladora porteña Graciela Ocaña.
En Capital Humano creen que es un error que la sociedad argentina no le perdonaría a este Gobierno: “Es la oportunidad de demostrar que el cambio es real, vinimos para cambiar o qué”, dicen en los pasillos del Ministerio encabezado por Sandra Pettovello. El equipo anticorrupción que encabeza la secretaria legal del Ministerio, Leila Gianni, estaría de acuerdo en utilizar todos los recursos del Estado para frenar ese pago millonario al ex presidente imputado por lesiones graves.
La cuenta bancaria abierta en España por Fernández es otro interrogante que será motivo de pesquisas judiciales. ¿Cuánta plata se depositó en el año 2024? ¿De dónde salió la plata?
Las universidades de España, en las que Fernández, supuestamente, daba clases, empiezan a negarlo.
En tiempos de redes sociales y formularios online, todo queda en la nube. También el contenido del celular de Alberto Fernández que habría sido, casualmente, reseteado antes de su secuestro.