La marcha en Villa Mercedes no solo fue un acto de protesta, sino también un espacio de expresión artística y crítica. Desde intervenciones en instituciones hasta performances callejeras, las participantes hicieron oír su voz contra la opresión y la falta de derechos.
Entre cánticos y consignas, el mensaje fue claro: la lucha feminista está en marcha y no se detendrá hasta lograr un cambio real en la sociedad. Las acciones simbólicas, como la representación de políticos y la intervención en espacios públicos, sirvieron para denunciar la complicidad del gobierno en la perpetuación de la desigualdad y la violencia de género.
Además de exigir justicia para las víctimas, se demandó un compromiso real por parte de las autoridades en la implementación de políticas que promuevan la igualdad y protejan los derechos de todas las personas, independientemente de su género u orientación sexual. La presencia de organizaciones sociales, sindicatos y movimientos feministas reflejó la diversidad y la unidad en la lucha por un mundo más inclusivo y equitativo.
A través de acciones directas y discursos contundentes, se reafirmó el compromiso de seguir adelante con la lucha, resistiendo a la injusticia y construyendo un futuro más justo para todas y todos.