En una impactante revelación, el Papa Francisco denunció un presunto caso de corrupción dentro del gobierno de Javier Milei, afirmando que un ministro argentino, a través de su secretario, habría solicitado coimas a un emprendedor internacional para aprobarle un proyecto de inversión.

El Sumo Pontífice, durante un encuentro con referentes de movimientos sociales, entre ellos Juan Grabois, compartió un relato contundente: “Me contaba un emprendedor internacional que estaba haciendo en Argentina inversiones… fue a presentar al ministro el nuevo plan de nuevas extensiones”. Según el Papa, el ministro lo recibió amablemente y le pidió que dejara el proyecto para revisarlo.

Sin embargo, al día siguiente, el secretario del ministro se comunicó con el emprendedor: “Le dijo: ‘¿usted dentro de dos días puede pasar?, así ya le entregamos el permiso y todo’”. El emprendedor cumplió con la cita y, tras recibir los papeles y la firma correspondiente, el secretario hizo una inesperada solicitud: “¿Y para nosotros, cuánto?… ¿y para nosotros, cuánto?”, insinuando el pedido de una coima. El Papa cerró su relato con una advertencia: “El Diablo entra por el bolsillo, no se olviden”.

Corrupción y represión bajo la lupa del Vaticano

Las declaraciones del Papa Francisco no quedaron ahí. Aprovechó el encuentro para denunciar también la represión del gobierno argentino a las protestas, haciendo eco de su postura crítica hacia el manejo de las políticas sociales y económicas del actual gobierno.

El escándalo revelado por el Papa se suma a una serie de presuntos casos de corrupción en el gobierno de Javier Milei, que han salido a la luz en las últimas semanas. El más notorio de estos episodios involucra un pedido de coimas de 15 millones de dólares a empresarios pesqueros, como parte del proceso de renovación de la cuota de pesca de merluza hubbsi, un proyecto que fue cancelado por el escándalo.

Otro caso que generó gran repercusión fue la salida de Thierry Decoud, interventor de Yacimientos Carboníferos Río Turbio (YCRT), luego de que se hiciera público que un amigo suyo pidió coimas a empresarios para cerrar un negocio con la empresa.

Un patrón repetido de corrupción

Los mecanismos de corrupción denunciados por el Papa Francisco parecen replicarse en otros sectores del gobierno. Un ejemplo de ello es la distribución de la pauta oficial, que se estaría realizando a través de consultoras privadas que cobran una comisión del 13 al 17,5 por ciento del monto pautado con empresas estatales como Aerolíneas Argentinas, YPF y Banco Nación. En el centro de esta trama se menciona a la empresa AB Comunicaciones, propiedad de Carlos Azzariti, que tiene vínculos directos con Página/12 y Víctor Santa María, ambos relacionados con la consultora Alejandra Rafuls, presunto cerebro detrás de estos esquemas.

En el ámbito empresarial, también se señala a grandes estudios de abogados que estarían cobrando entre el 1% y el 3% de las inversiones, que parten de 200 millones de dólares, para gestionar la entrada de proyectos al Régimen de Inversiones y Grandes Infraestructuras (RIGI).

El nombre de Santiago Caputo resuena en las sombras de estos casos. Caputo, quien se ha posicionado al frente del manejo de la pauta oficial y participa en el comité del RIGI, también habría sido mencionado en el escándalo de los pesqueros, donde algunos intermediarios alegan haber actuado en su nombre.

El Papa alza la voz en tiempos de crisis

Con su denuncia, el Papa Francisco ha puesto nuevamente en el centro del debate la creciente crisis de corrupción en Argentina, un tema que parece no tener fin y que, según lo expuesto por el Sumo Pontífice, sigue afectando tanto a la confianza de los inversores como al bienestar de la sociedad.

Francisco, con su habitual estilo directo, no dejó lugar a dudas: “El Diablo entra por el bolsillo”, en una clara advertencia sobre los peligros del poder y el dinero mal manejados.