
Desesperación por el robo de un chip cerebral. En medio de una batalla contra la distonía parkinsoniana, Belinda Bruno, de 62 años, enfrenta una nueva y desgarradora lucha: la pérdida de un dispositivo crucial para su tratamiento. Con más de dos décadas de sufrimiento por esta enfermedad, Belinda había encontrado un rayo de esperanza en una cirugía de alta complejidad en enero, pero un reciente robo llenó su vida en incertidumbre.
La odisea comenzó con un viaje rutinario a Mar del Plata, donde Belinda se vio despojada de su controlador valuado en más de 43 mil dólares, esencial para regular los síntomas que amenazan su calidad de vida. El dispositivo, un implante cerebral que estimula su cerebro para mitigar los efectos debilitantes del Parkinson, fue arrebatado mientras viajaba en tren, dejando a Belinda sin control sobre su condición.
A pesar de la exitosa cirugía y la promesa de una mejor calidad de vida, la pérdida del dispositivo desencadenó una cascada de preocupaciones para Belinda. La incapacidad de regular los parámetros del implante llevaron a la reaparición de síntomas debilitantes, aumentando su angustia y desesperación. Además, el costo del dispositivo hace que la perspectiva de reemplazarlo sea desalentadora, lo que agrava aún más su situación.
La falta de respuesta por parte de las autoridades y la frustración ante la imposibilidad de acceder a las imágenes de las cámaras de seguridad dejaron a Belinda en un estado de desamparo. Mientras tanto, su salud continúa deteriorándose, y el temor a un futuro incierto se cierne sobre ella.
Con un mensaje desgarrador para el ladrón desconocido, Belinda rogó por la devolución del dispositivo, que no solo representa una herramienta médica vital, sino también su única esperanza de alivio.