Los senadores decidieron dar marcha atrás al aumento salarial que los habría llevado a percibir 8 millones de pesos brutos al mes. El incremento, del 9.14%, estaba compuesto por un 2% retroactivo de abril y un 7% correspondiente a mayo. Con esta suba, los senadores habrían percibido más de 5 millones de pesos netos en sus dietas.
La medida de ajuste salarial está ligada al mecanismo que vincula los ingresos de los senadores con las paritarias de los empleados del Congreso Nacional, a diferencia del sistema aplicado a los diputados. Este vínculo automático generó un gran revuelo en la sociedad, que consideró el aumento excesivo en un contexto económico sensible.
La polémica llevó a que los jefes de todos los bloques de senadores se reunieran en el despacho de la titular de la Cámara, Victoria Villarruel, para solicitar que se cancelara el aumento. En una muestra de sensibilidad hacia la opinión pública, Villarruel accedió a la petición y comunicó la decisión de anular el incremento salarial previsto.